Blogia

Semillas de mostaza

Testimonio de fe

Quisiera compartir con vosotr@s la historia de una jóven esforzada y valiente, conforme al corazón de Dios. Ella me dio permiso para hacerlo, así que sin más dilaciones os remito su testimonio personal, escrito de su puño y letra.

Creo que el no acudir a la cena de navidad de mi empresa fue una oportunidad y una encrucijada especial, porque fue una forma de que la gente supiera quien soy y en lo que creo. Durante los pocos años que llevo convencida en mis creencias he intentado mantenerme fiel a mis convicciones sobre el sábado y todas las doctrinas a las cuales un día me entregué por el bautismo. Por supuesto que ha sido duro, y que no siempre he podido mantenerme firme, pero hubiera sido una pena que un día como el pasado viernes 14 de diciembre hubiera defraudado primero a Dios, despues a mi y finalmente a aquellos que saben lo que soy. Mi claudicación podria haber supuesto una piedra de tropiezo a la firmeza de mis creencias o, en cuyo caso, a los creyentes que piensan y sienten igual que yo. Para mi fue una oportunidad de dar testimonio en favor de Dios y glorificar su nombre al notar mis compañeros de trabajo que yo no asistír y sobre todo no esconder que fue realmente por razones religiosas, pues eso les hace pensar y conocer lo que deberíamos hacer cada cristiano en nuestras vidas, el legado que Dios nos dejo: el dar testimonio a todas las naciones. Además esto para mi ha reforzado mi fe en Dios y estoy segura que me preparará para el desafio mayor que me puede llegar en el futuro, en los tiempos finales cuando todo sera mas complicado. Gracias a Dios que me está dando estas oportunidades como tests de entrenamientos para lo que sera las crisis finales. También estoy tranquila porque yo no soy la única en el mundo que ha hecho esto y ni soy la primera ni la última persona que lucha por sus convicciones. Estoy acompañada por millares de testigos que han hecho frente a las desventajas de ser diferentes y no se han dejado llevar por las masas. El primero de ellos, Jesus, que si no hubiera sido porque se mantuvo firme, yo no tendría hoy la esperanza de una salvación, ni de la vida eternal. Ni yo ni tu, ni de cada uno que desea aceptarlo como su Salvador personal. No adoro en sábado solo porque ese mandamiento está escrito en la ley. Tampoco lo hago porque pretenda salvarme (aunque es lo que más deseo por ver a mi yaya y se acabe mi sufrimiento). Ninguna de esas cosas me da mérito delante de Dios. Me da mérito adorar en sábado porque Dios escribió su ley en mi Corazón y sus deseos son mis deseoas, deseo agradarlo, sacarle una sonrisa, verlo feliz, porque El es el único en este mundo que lo ha dado todo por mi, incluida su vida. Cargaré con los reproches, con las burlas y con todo aquellos que me digan por ser quien soy, pero se que nada sera tan doloroso como lo que Jesus pasó en la cruz, y según dice Mateo 5:11 “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo” Prefiero ser así que quedarme tibio e indiferente dejandome llevar por la corriente. Aunque teniendo en cuenta la sociedad en la que vivimos de libertades lo que pido es simple y llanamente una palabra: respeto. Espero que mi experiencia pueda llenarte tanto como para comprender el por qué de mis actos. Necesitaba hacerlo porque no solo es el momento que viví la semana pasada, es que me han sucedido muchas oportunidades como esta y nunca tuve el momento para dedicar unas lineas a dar la explicación de las cosas. Soy de las que piensa que todo tiene su explicación y es nuestro deber darla, como personas adultas que somos. Dios es fiel y ayuda a los que le son fieles.

Silvia Royo 23/12/07

La fe de Abraham

La fe de Abraham

Si hay un personaje de la Biblia que me llame la atención por su fe, ese es sin duda Abraham. Cuenta el relato Bíblico que cuando Abraham tenía 75 años cuando  Dios lo llamó. El obedeció y viajó a Canaan mostrando gran fe al dejar su hogar sin saber a donde le conduciría Dios. Años más tarde Dios volvió a probar la fe de Abraham. Le dijo que ofreciera a su hijo Isaac en sacrificio. Abraham amaba a su hijo con todo su corazón pero estaba dispuesto a obedecer a Dios y a confíar en él. Dios salvó a Isaac porque Abraham mostró que amaba a Dios incluso más que a su querido hijo.Por eso, la fe de Abraham es prototipo y modelo de la fe auténtica y firme:

- Porque es capaz de sacrificar su pasado por Dios, dejando Ur, su tierra y la de sus antepasados, para ir en busca de una tierra nueva y desconocida.

- Porque está dispuesto a sacrificar su futuro para obedecer al Dios en quien confía; un futuro que no es un sueño, una ilusión o un simple proyecto que él tenga en su mente; sino un ser de carne y hueso y que es su hijo Isaac.

Abraham es un hombre verdaderamente abierto a Dios; y sabe que Dios tiene mucho misterio para el hombre; por eso no intenta controlar ni dominar a Dios, sino que lo acoge con sencillez, con humildad, con disposición para descubrir facetas nuevas de ese Dios, que además, no es distante y estático, sino cercano, comprometido con la historia del hombre, capaz de inventar soluciones absolutamente novedosas para los problemas y atropellos en los que el hombre se va metiendo. Hebreos 11:8-9 nos dice: "Por la fe, Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a donde iba. Por la fese radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob, herederos también de la misma promesa"

Dios no quiere que veamos este mundo como un hogar permanente, porque Él tiene algo mejor para nosotros. Se nos anima a ver el futuro como Abraham; porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es arquitecto y constructor (vers. 10). Canaán tenía muchas ciudades con cimientos, pero tdas ellas estaban destinadas a desmoronarse, porque estaban construidas sobre cimientos físicos y las ciudades estaban llenas de violencia e idolatría.

Consideremos un ejemplo de la prueba de fe y sus características: (Génesis 22:1-14)

1) El sacrificio de la fe. Abraham tomó a "su único hijo amado" (vers. 2). Estas palabras nos hablan de lo más importante que tenía Abraham, su todo en la vida. Él puso su voluntad a los pies de Cristo en vez de hacer la suya.

2) La obediencia de la fe. "Se levantó muy de mañana" (vers. 3). Abraham no lo pensó demasiado: Dios había pedido algo y él debía obedecer. Notemos que Dios le pidió su hijo, le indicó qué debía hacer con él y dónde, pero no cuando. Abraham obedeció con rapidez porque su principal preocupación era esa: obedecer a Dios. No hubo nada más importante que hacer antes de emprender el viaje. Lo principal y lo que requería atención inmediata era lo que Dios decía. ¿Es esta nuestra actitud?

3) La expectativa de la fe. "Yo y el muchacho volveremos". Si fueramos nosotros, quizá ya habríamos encontrado una contradicción en la obra de Dios, o veríamos el pedido de Dios como un capricho. ¿Cuantas veces nos quejamos de lo que Dios permite en nuestra vida?. Pero Abraham sabía que una promesa de Dios no podía quedar sin cumplimiento, y Dios había prometido una descendencia a través de Isaac.

4) La obra de la fe. " Y tomó la leña para el holocausto,y la puso sobre Isaac su hijo". La fe actúa, no se queda esperando que Dios haga todo.

5) La certidumbre de la fe. "Dios proveerá". Cuando se obedece a Dios, surgirán muchas preguntas que aparentemente no tienen respuesta humana, u obstáculos que parecen imposibles de sortear. Solo la fe tiene estas respuestas y la manera de continuar el camino. ¿Existe en nosotros esa certidumbre de que las promesas de Dios son un hecho y una frase?.

6) La persistencia de la fe: "y ató a Isaac su hijo, y tomó el cuchillo". La fe que llegado el momento dificil se va, no es fe. Una característica de la fe verdadera es que puede ser probada, para que sea más preciosa que el oro. El fuego se utiliza para probar el oro, y podemos imaginarnos como fuego aquellos momentos más difíciles, o donde no se encuentran salidas. La fe no fingida, como la de Timoteo persiste aún en los momentos límite.

7) La victoria de la fe. "ya conozco" dice Dios. La fe verdadera triunfa, siendo Isaac librado y puesto un carnero en su lugar. Hay una recompensa para la fe. (Romanos 9:33, Marcos 9:23-25, 1 Juan 5:4)

Esta historia nos enseña que Dios está dispuesto a trabajar con pecadores que le demuestran fe. Dios es siempre fiel para mantener sus promesas. Debemos aprender a ser pacientes y esperar a Dios. Pasaron muchos años antes que que la tierra prometida se convirtiera en la nación de Israel. Pero la bendición más grande que tenemos de Abraham es que eventualmente uno de sus descendientes fue Jesucristo, quien trajo la ofrenda de salvación a toda la humanidad.

¿Tenemos una fe activa y práctica como la de Abraham? ¿Vivimos la fe como Pablo?. SI tuviésemos que comparar nuestra vida con la que Dios quiere... ¿qué veríamos?. ¿Habría un parecido o un gran contraste?.Muchas personas envidian la fe de Abraham; acaso porque, con un simplismo infantil, se ve el resultado final pero se olvida todo lo que , también Abraham tuvo que pasar. Decir ¡quien tuviera esa fe! es confesión de no querer esforzarse para conseguirla. No nos engañemos: ni Abraham ni ningún otro creyente lo ha tenido fácil. Dios pide que vivamos por fe, lo que no significa vivir ajenos al mundo. Podemos aplicar una fe práctica de tal forma que los demas puedan ver los puntos anteriormente citados en nosotros.

 

 

El toque de la fe

El toque de la fe

Cuenta la historia sagrada que andaba Jesús un día con sus discípulos a orillas del Mar de Galilea, en medio de una multitud que lo estrujaba, cuando de pronto sintió que alguien lo tocaba. Entre la muchedumbre había una mujer que por doce largos años había tenido un flujo de sangre, y en aquella enfermedad había gastado su fortuna, recibiendo sólo el diagnóstico desesperanzado de los médicos. Esta mujer sufría su pena y su molestia en secreto.En cambio su fe era firme y enérgica. De no haber sido así no se habría atrevido a mezclarse con la multitud para acercarse a Jesús en público.  Cuando oyó hablar de Jesús, no sólo lo siguió de cerca; quiso también tocar su vestido. Y así lo hizo, porque estaba convencida de que si lograba tocar el manto de Jesús se sanaría.

Y relata la historia que la hemorragia desapareció con el toque de la fe, y ella se sintió libre del azote que la agobiaba. Y Jesús, al darse cuenta de lo que había sucedido, se volvió para preguntar: ¿Quién me ha tocado?. Más los discípulos, al ver que todo el mundo lo apretujaba, le dijeron: "Ves que la multitud te aprieta y dices: ¿Quién me ha tocado?. Pero Jesús, que conocía muy bien lo que había sucedido, miró por todas partes hasta encontrar a la persona "culpable". Así termina la historia: "Entonces la mujer, atemorizada y temblorosa, sabiendo lo que le había sucedido vino , se postró ante él, y le conto toda la verdad. Y él le dijo: Hija tu fe te ha sanado. Ve en paz y queda sana de tu enfermedad". (Marcos 5:33-34)

¿Qué marcó la diferencia?. El toque de Jesús.

Cierta vez, en una subasta pública, entre las cosas que estaban para rematar había un violín bastante viejo. Cuando el subastador lo ofreció, nadie quiso dar ni siquiera un dólar por él. De pronto, uno de los presentes fue al frente y le dijo al pregonero: "Me llamo Antonio Stradivarius, ¿me permite tocarlo?. El subastador le dio permiso y el extraño comenzó a tocarlo, arrancando unas preciosas melodías que nunca antes habían sido escuchadas por ninguno de los presentes. Cuando devolvió el violín, continuó la subasta, pero ahora quienes asistieron al remate ofrecían miles de dólares por el instrumento. ¿Cuál fue la diferencia?. El toque del Maestro.

¿Cuál es la diferencia en tu vida?. Permite que el toque de la fe se manifieste en ti, para que la gente vea que tienes a Cristo en tu corazón.

Ver "La mano del Maestro":

http://www.youtube.com/watch?v=68apuVtSYlM

http://www.youtube.com/watch?v=quk7-ggW65o

 

¿Tu vida habla de tu fe?

¿Tu vida habla de tu fe?

Hace unos días leí una frase que me hizo reflexionar. La misma decía así: "Tu vida de cristiano, es el único evangelio que mucha gente leerá". Seguidamente, un nuevo amigo me recordó que la fe sin las obras está muerta. Y es verdad, el ejemplo que damos a nuestros prójimos con nuestras vidas, puede determinar que vean en nosotros un reflejo de Jesús o... todo lo contrario.

Cristo veía en toda alma un ser que debía ser llamado a su reino. Se relacionaba con las personas en las calles de la ciudad, comía en los hogares de los ricos y de los pobres,de los sabios y de los ignorantes, subía a sus botes, adoraba en sus sinagogas, enseñaba a orillas del lago, socializaba con ellas en las fiestas de bodas y trataba de elevar sus pensamientos de los asuntos comunes de la vida a cosas espirituales y eternas.

Jamás le importó relacionarse con prostitutas, enfermos de lepra o incluso endemoniados. Recordemos por ejemplo, la historia de la mujer Samaritana:

Era la hora sexta del día, y ella creyó que sería seguro ir hasta el pozo. Generalmente evitaba ir al pozo cuando había otras mujeres. Los rumores, las miradas... Sabía lo que pensaban acerca de ella. ¡Como ansiaba tener un amigo!. Alguien que le hablara, que le hiciera sentir valiosa. Un hombre estaba sentado al lado del pozo. No era usual que un hombre estuviera allí. "Dame de beber" pidió él. Sus palabras estaban llenas de bondad. Al mirarla, ella sintió que había algo diferente en él. Había bondad en sus ojos. Ternura.

 -“Eres judío”. ¿Porqué me pides que te de agua?-   

- “Soy una mujer samaritana”

Ella creyó que entonces él dejaría de hablarle. No era solamente samaritana sino también mujer; y los hombres judíos no tenían tiempo para ninguna de las dos cosas. Pero él no lo hizo. En lugar de eso, le ofreció a ella de beber. Una bebida que nunca despertaría su sed nuevamente. En él, su corazón encontraba lo que ella estaba buscando. Aceptación, perdón, valor...

Jesús había visto la necesidad de su corazón. Les había dicho a sus discípulos que necesitaba pasar por Samaria. Sabía que allí había una persona necesitada esperándolo. Él sabía que podía satisfacer la necesidad de ese corazón. Esa era su misión. Satisfacer las necesidades de la gente. Ayudarles a ver que su mayor necesidad era él. Él los encontraba exactamente donde ellos estaban. Satisfacía sus necesidades físicas. Pero además de curar sus cuerpos, su toque curaba emocionalmente. Él traía amor, bondad…

Muchos de los heridos no podían ni siquiera recordar cuando habían visto una mirada amable por última vez, o habían sentido un toque cálido o escuchado una palabra de amor. Él llenaba su corazón vacío. Jesús nos dio un ejemplo a seguir la noche en que se arrodilló para lavar los pies de sus discípulos. Tomando el lugar de siervo, lavó los pies de hombres que querían ser grandes; y al enseñarles a ser siervos, les dijo que hicieran a otros lo que él había hecho por ellos.

 Nosotros, también tenemos que satisfacer las necesidades físicas, emocionales y espirituales de otros. Hacernos siervos. Dar aliento. Ayudar a llevar las cargas de los que nos rodean. Las necesidades físicas pueden ser las más básicas y fáciles de reconocer; sin embargo, las necesidades emocionales pueden ser más difíciles de determinar.

Generalmente, sonreímos para cubrir lo que tenemos en nuestro interior. A veces nos sentimos tan inseguros y solos con nosotros mismos que pensamos que a todos los demás les está yendo bien. Aún así, pocas veces compartimos nuestros sentimientos verdaderos o permitimos que otras personas vean nuestras necesidades reales.

Las necesidades espirituales y emocionales son a veces las más difíciles de ver. Vamos a la iglesia cada semana, vestidos de la mejor manera. Pasamos por los pasillos y sonreímos. Puede ser que nos pregunten: “¿Cómo estás?”. Generalmente, respondemos “bien” sin importar como nos sentimos realmente. Nuestra vida espiritual quizás pueda estar seca. Incluso puede ser que nos resulte difícil orar. Puede ser que la Biblia no esté viva en nosotros. Escuchamos a otros hablar acerca de lo que Dios está haciendo en su vida, y a veces muchos de nosotros nos hemos preguntado dónde está él en la nuestra.

 No queremos que la gente sepa lo que está pasando en nuestra vida; o que piensen que tenemos problemas. El estar dispuestos a compartir honestamente con otros lo que está pasando en nuestra vida, ayudará a que ellos compartan con nosotros sus experiencias. Podemos satisfacer las necesidades espirituales y emocionales de las personas cuando estamos dispuestos a compartir nuestras experiencias con honestidad, desde nuestro corazón.

 Jesús nos dio un ejemplo a seguir. Él encontraba a las personas allí dónde estaban. Satisfacía las necesidades más profundas de su corazón. Podía ser una pequeña necesidad como la de una comida, o una gran necesidad,  como la vida eterna. Algunas veces eso llevaba pocos minutos, otras veces pasaba tardes o noches haciéndolo. Él dedicaba la cantidad de tiempo que fuera necesario para abrazar su corazón.

Recordemos a los cristianos primitivos de los que nos habla el Nuevo Testamento: Cuando prestamos atención a las descripciones que se hacen en la Biblia sobre la Iglesia Primitiva, vemos que existía entre ellos un concepto radical de comunidad. Estaba comprendida por hombres y mujeres, ricos y pobres, blancos y negros, judíos y gentiles, gente educada y gente sin formación, estando todos unidos por un verdadero amor, cuidándose el uno al otro, a causa de su experiencia personal del amor de Dios. La Iglesia no la entendían como erróneamente se ha ido entendiendo posteriormente a lo largo de los siglos, como un conjunto de paredes y un techo sagrados. La entendían, como se debe entender, es decir, como un conjunto de personas que compartían una misma fe y un mismo Espíritu. El amor genuino que tengamos los unos con los otros, será lo que nos distinguirá de los demás; y lo que podrá atraer a los demás hacia Cristo.

Vivimos en un mundo hostil y frío donde mucha gente vive en soledad ¿no es cierto? Es por ello que Dios quiere que la iglesia sea un hogar donde haya verdadero amor, atención y apoyo y especialmente hacia aquellos que más lo necesitan. La bendición del Señor desciende cuando la iglesia es una, en corazón y propósito.

No debemos apartarnos de los demás. A fin de alcanzar a todas las clases, debemos tratarlas donde se encuentren. Rara vez nos buscarán por su propia iniciativa. Sigamos nos otros el ejemplo de aquel que tanto nos amó sin importarle nuestra condición y hagámoslo con nuestros prójimos.

Permitamos que nuestra vida sea el evangelio que mucha gente lea.

 

 

 

 

 

Diario íntimo de una Biblia.

Diario íntimo de una Biblia.

15 de Enero: Descansé una semana entera. Los primeros dias del año mi dueño leyó bastante mis páginas. Ahora ya se olvidó de mi existencia.

8 de Febrero: Hoy limpiaron la casa. Después de quitarme el polvo, quien hizo el aseo me colocó en el mismo lugar donde me habían dejado.

7 de Marzo: Después de la cena, mi dueño estuvo buscando algunas referencias que necesitaba. Ah! Recuerdo que esta mañana, aunque me llevaron a la iglesia, mis páginas permanecieron sin ser leídas.

30 de Abril: ¡Estoy triste! En todo este mes ni me tocaron.

5 de Mayo: Estuve sobre el regazo de la abuela. Esta aquí visitando al nieto. Al detenerse a meditar en Colosenses 2.5-7, algunas lágrimas me humedecieron

20 de Mayo: La abuela se fue. Antes de irse me estrechó contra su pecho y después de besarme me dijo: "Adiós, vuelvo a mi hogar"

15 de Junio: Hoy me abrieron para colocar cuatro hojas de trebol entre mis páginas. ¿Será supersticioso mi dueño?

2 de Julio: Me colocaron en el fondo de una maleta. Sobre mí pusieron ropa, zapatos y otras cosas. Supongo que saldremos de viaje.

15 de Julio: Ya regresamos. Lamentablemente, ni me sacaron de la maleta. Desconozco la razón por la cual me llevaron.

31 de Agosto: Hace más de un mes que ni me tocan.

10 de Septiembre: Sigo en el mismo lugar, junto a las revistas y novelas favoritas de mi propietario.

31 de Octubre: Cada vez comprendo menos a la persona a quien pertenezco. Dice ser cristiano; pero, ¿cómo se alimenta espiritualmente?

5 de Noviembre: Hoy María hojeó mis páginas buscando una promesa apropiada para consolar a una amiga cuyo hermano falleció.

31 de Diciembre: Desde el 5 de Noviembre del pasado año, nadie se ha acordado de mi. ¿Cúal será mi destiono?. Aunque más bien debería preguntar: ¿Cuál será el fin de mi querido dueño?. ¿Cuanto me leerá durante los próximos 365 días? ¿Disfrutará de todo lo bueno que le ofrece mi lectura o se lo perderá como lo desaprovechó este año que termina?

¿Es una señal de fe deficiente cuando un cristiano enfermo no se sana?

Sería un error grave implicar que en todos los casos, cuando una persona no recibe sanidad o liberación es porque tiene una fe deficiente. Es cierto que las Escrituras hablan de personas que fueron sanadas o libradas del peligro gracias a su fe. Algunos ejemplos son Gedeón (Jueces 7:15-23); Naamán el sirio (2 Reyes 5:14-15); Sadrac, Mesac y Abed-nego (Daniel 3:19-29); el siervo del centurión (Mateo 8:13); la mujer con el flujo de sangre (Mateo 9:20); el hombre de la mano seca (Mateo 12:9-13); y la liberación de Pedro de la prisión (Hechos 12:5-12). Hasta esta pequeña lista parcial es impresionante.

Obviamente, la fe en Dios puede dar como resultado sanidad y liberación. Sin embargo, las Escrituras también nos muestran con la misma claridad que hay veces cuando el sufrimiento o la enfermedad de un creyente no tienen nada que ver con falta de fe.

Cuando Job perdió su familia, riqueza y salud física, sus amigos lo "consolaron" con el mensaje de que su pérdida y sufrimiento se debían a su propio fracaso moral (su falta de fe). Pero Job tenía confianza en su integridad delante de Dios. El mismo Dios lo había declarado intachable y recto (Job 1:8). Posteriormente, el mismo Dios negó la explicación que los "consejeros" de Job dieron de su sufrimiento (Job 13:1-15). Y lo que es más importante, Dios condenó las palabras de ellos (Job 42:7-8).

El problema no era la fe de Job. De hecho, la fe de Job en Dios era tan firme que, sin maldecir ni ser irrespetuoso, defendió su integridad ante Dios y lo cuestionó acerca de la injusticia de su sufrimiento. Sin embargo, en medio de su agonía, siguió confiando:

Aunque Él me mate, en Él esperaré; pero defenderé mis caminos delante de Él. Él también será mi salvación, porque un impío no comparece en su presencia (Job 13:15-16).

Yo sé que mi Redentor vive, y al final se levantará sobre el polvo. Y después de deshecha mi piel, aun en mi carne veré a Dios; al cual yo mismo contemplaré, y a quien mis ojos verán y no los de otro. ¡Desfallece mi corazón dentro de mí! (Job 19:25-27).

La fe de Job fue recompensada y vindicada a la larga. Pero él no fue librado del terrible sufrimiento que permitió que su fe fuera probada. Incluso en tiempos en que los milagros ocurrían con frecuencia, Dios permitió que apedrearan a Esteban (Hechos 7:59-60) y que decapitaran a Santiago. Aunque Hechos 12 nos habla de la liberación sobrenatural de Pedro de la cárcel, Jesús ya había profetizado que a la larga moriría como mártir (Juan 21:17-19).

En 2 Corintios 11:23-30, Pablo describió elocuentemente el sufrimiento y las pruebas de los cuales no había sido librado. Además sufría de un "aguijón en la carne"  (2 Corintios 12:7,10) para el cual Dios no había proporcionado remedio. Cuando Timoteo sufría de una enfermedad estomacal, Pablo no lo animó a que tuviera más fe. Más bien le dijo que tomara un poco de jugo de uva como medicina (1 Timoteo 5:23). En estos pasajes no hay la más mínima insinuación de que las pruebas de Pablo y la enfermedad de Timoteo fueran producto de un pecado no confesado o de una fe deficiente. De hecho, en vez de proclamar que nuestra fe en Cristo debe librarnos del sufrimiento y las pruebas de este mundo, Pablo ensalza los beneficios espirituales del sufrimiento.

Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado (Romanos 5:3-5).

Santiago también dijo claramente que la fe firme no es un seguro contra el sufrimiento:

Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia ha de tener su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada (Santiago 1:2-4).


Nuestra reacción al sufrimiento -ya sea por fe o en desesperación- determina si va a producir crecimiento espiritual o desesperación. La fe no es una barrera contra el sufrimiento, pero sí un antídoto que ayuda a sobrellevar mejor las situaciones dolorosas que aquellas personas que no tienen un Dios a quien aferrarse.

Siempre que nos inclinamos a pensar que la enfermedad o el sufrimiento de otra persona es resultado del pecado de ella, debemos recordar la locura de los "consejeros" de Job al tratar de explicar el misterio de la voluntad de Dios. Aunque la fe no siempre nos va a librar de la tribulación, nos mantendrá conscientes de las promesas de Dios y de la seguridad de que Él obra todo por el bien de sus hijos (Romanos 8:28).

Por la fe...

Por la fe...

Es la fe lo que el mundo no entiende, lo que va en contra de la corriente, lo que te aparta de los incrédulos, lo que te trae problemas en la universidad, en el trabajo, en el vecindario, y en ocasiones aún en medio de tu núcleo familiar...lo que en ocasiones a ti mismo/a q eres creyente te asalta con dudas y cuestionamientos. Por la fe en Jesús, el creyente es incomprendido, criticado, perseguido... porque "creer en la palabra de la cruz es locura a los que se pierden, pero a los que se salvan es poder de Dios" (1ª de Corintios 1:18). Por eso vivimos para aquel que nos salvó, porque sin fe es imposible agradar a Dios.

Y ¿sabes qué?. Es la fe la que nos ha trasladado al mundo de lo invisible, lo desconocido, de lo espiritual... para disfrutar de aquello que ojo no vio ni oido escuchó. Por la fe hemos entrado a una vida rica y abundante, jamás soñada ni pensada; y lo más hermoso es que es eternal. Es por la fe que recibimos la salvación para nuestra alma, el perdón de los pecados y la sanidad de nuestro cuerpo. Es por la fe que disfrutamos día a día de la presencia de nuestro amado Salvador. "Esta es la victoria que ha vencido al mundo... nuestra Fe" (1ª de Juan 5:4). Y cuando llegue el momento de la partida, podremos como Pablo decir: "He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la Fe" (2ª de Timoteo 4:7)

¿Qué clase de fe es la tuya?

¿Qué clase de fe es la tuya?

El teniente Santiago C. Whittaker y sus compañeros se estrellaron con su avión de combate en el mar. Se salvaron en una balsa de goma. Hambrientos y con sed, y con el cuerpo cubierto de ampollas provocadas por el sol, pideron ayuda a Dios. Al cabo de 13 días de sufrimiento,su esperanza renació al ver una nube cargada de agua que se dirigía hacia ellos. Pero cuando se encontraba a unos 500 metros, el viento cambió de dirección y empujó la nube hacia otro lado.

"Sin embargo, de algún modo, mi fe no murió - cuenta el teniente Whittaker-. Por primera vez descubrí que era yo quien guiaba a los demás en la oración... Dios - oré con toda mi fe -, tu sabes lo que el agua significa para nosotros. El viento la está llevando en otra dirección. Tu tienes poder, Dios, para hacer que esa lluvia vuelva hacia aquí. Para ti, esto no es nada, pero para nosotros significa la vida. Aunque en los primeros momentos no pasó nada y la nube siguió alejándose, el teniente volvió a orar con más fe aún: "Señor, el viento es tuyo. Ordénale que sople en nuestra dirección o de lo contrario moriremos".

Los náufragos aguardaron, observando la nube y esperando respuesta a esa oración hecha con fe. Y entonces ocurrió el milagro. Así es como lo cuenta el teniente : "Hay algunas cosas que no pueden explicarse con las leyes naturales. El viento no cambió, pero la cortina de lluvia que había ido alejándose de nosotros se detuvo donde estaba. Luego muy lentamente, comenzó a avanzar ¡contra el viento! hacia donde nos encontrábamos... Era como si una mano enorme y omnipotente la estuviera giando hacia nosotros a través del espacio". Los náufragos pudieron recoger una gran cantidad de agua de lluvia, con la que lavaron sus ampollados cuerpos y obtuvieron valor paa vivir durante el resto de su odisea hasta que los rescataron. También tu puedes tener la misma actitud valiente y esperanzada aún en los momentos de adversidad, mientras te preparas para esta vida y para la vida eterna.

"Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que la hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Hebreos 11:6)

¿Qué clase de fe tienes tú?